martes, 1 de julio de 2008

Perquín: Lugar Mágico lleno de Historia

Domingo 9 de Diciembre, 2007.-

Dentro de ciclo de viajes realizados junto a mi amiga Verónica y su tía Antonia, uno de los más alucinantes fue el que realizamos a la mágica e histórica ciudad de Perquín, en el norte de Morazán. Esta tímida ciudad es para todos los que gustamos de la historia, punto obligatorio de referencia y visita, pues en esta ciudad rodeada de pinos se encuentra el Museo de La Revolución Salvadoreña, un lugar lleno de palabra, imagen e historia de nuestro pasado reciente, el que vino a hacer famoso a nuestro Pulgarcito, por la sangrienta guerra civil que se desató en la década de 1980, y que quiérase o nó, dejó infinidad de muertos, desaparecidos, lisiados y también dejó sumido al país en una pobreza e inestabilidad social, de la cual aún hoy no logramos salir.

Como dije, Perquín está situado en la zona norte del departamento de Morazán a 214 kilómetros de la Capital. Es un pequeño pueblito escondido entre cerros y pinares, ícono innegable de la historia de la guerra y uno de los sitios más apacibles para vivir. Nuestro viaje, comenzó bien temprano, Verónica, su tía Antonia, quien nos visita desde Australia; su tía Chus, quien vive en Costa Rica, Maty y su servidor nos reunimos en la casa de Verónica para comenzar esta travesía, la cual desde su inicio se volvió toda una aventura, con la Panamericana como compañera de viaje.

Nuestra primera parada la hicimos en el Puente Cuscatlán para contemplar al Padre Lempa y a la presa hidroeléctrica 15 de Septiembre, la última de cuatro represas ubicadas en el trayecto de este nuestro río que es el más largo del país y que es fuente de energía, alimento y trabajo para mucha gente. Luego de un breve descanso, continuamos nuestra travesía pasando por la Cuidad de San Miguel y siguiendo de largo hasta "el 18" lugar donde la ruta Militar conecta con la carretera que lleva hacia San Francisco Gotera, cabecera departamental de Morazán y sigue con rumbo norte por la denominada Ruta de la Paz, bautizada con este nombre a manera de homenaje por las víctimas de las innumerables masacres llevadas a cabo en lugares emblemáticos como El Mozote, Arambala y el mismo Perquín en la década de 1980. Todos los pueblos ubicados en esta ruta tienen recuerdos muy marcados de la guerra, y en cierto modo, esta historia los vuelve atractivos a los ojos de los turistas nacionales y foráneos. Nos detuvimos a desayunar en el medio de la ruta entre el 18 y Gotera y minutos luego, atravesamos la ciudad de San Francisco, una ciudad pujante y ruidosa, no muy grande pero con mucha actividad comercial. Salimos de la ciudad y volvimos a la carretera con rumbo norte. Algunos kilómetros luego, nos detuvimos a contemplar al otrora magestuoso Río Torola, del cual tengo un recuerdo muy bonito en mi primer viaje a Perquín en 1995, cuando este río era inmenso, caudaloso y ruidoso. Hice el comentario a mi amiga Verónica sobre la desilusión del paisaje del Puente y Río Torola, jamás imaginé verlo tan seco, tan silencioso y tan muerto. - Es culpa del hombre, en el norte han talado el pinar y por eso su río ahora está así. Obviamente la mano del hombre siempre se encarga de extinguir paisajes como este, y en casos como este, la madera es el epicentro del problema. La necesidad ha hecho que los bosques de pinos de la zona desaparezcan y por consiguiente, el cauce del río se vea disminuido grandemente. A media mañana, luego de viajar entre montañas, acantilados y hermosos paisajes, llegamos a nuestro destino, El Museo de la Revolución Salvadoreña, ubicado en las afueras de Perquín. El museo alberga entre sus paredes muestras del armamento usado por la extinta guerrilla, y también por la fuerza armada, hay muestras de implementos como botiquines, uniformes, radios y otros dispositivos de comunicación, documentos, fotografías y propaganda. En este último rubro se puede observar mucha propaganda internacional de los movimientos que apoyaban a los grupos armados. Como fiel testigo del poderío de los grupos, en los patios del museo se pueden observar también restos de las aeronaves derribadas al ejército y también hay una exposición del armamento de alto calibre usado para este fin. El visitante puede observar también como operaba la famosa Radio Venceremos, medio de comunicación radial clandestino el cual aún transmite en las ondas cortas desde la misma localidad. En una de las salas del museo hay una réplica de la cabina original de la RV y mucha referencia de su operación, así como los transmisores, consolas y otros dispositivos usados en aquella época de transmisión clandestina. En las afueras del museo, hay también una exposición de los vehículos blindados que usaron los comandantes Schafik Hándal, Nidia Díaz y otros personajes durante su exilio en México y luego del conflicto en nuestro país. También hay una bomba de 500 libras en exposición junto al agujero que perforó en la tierra al caer. Al terminar el recorrido del museo, ascendimos al cerro Perquín, donde hay muestras de trincheras y tatús empleados para defenderse de los ataques de la fuerza armada. Estos últimos son senderos subterráneos hechos para el transporte de tropa e insumos para el combate. Desde la cima de esta colina, el visitante puede contemplar hermosos paisajes de las montañas del norte, de la ciudad de Perquín y de los pinares de la región. Tras apreciar el singular paisaje, descendimos para volver a la carretera y encumbrarnos en los cerros circunvecinos por una calle abalastrada hasta llegar al río negro en cuyas riberas degustamos de un rico almuerzo y descansamos un rato a la sombra de los pinos y deleitándonos con el sonido del agua corriendo. Esta es una experiencia poco común en nuestros días, pero en estos puntos remotos del país aún se puede disfrutar de un río de aguas limpias con peces y una tranquilidad que invita al total relax. Tras un suculento almuerzo, y un merecido descanso para nuestra piloto asignada, a media tarde emprendimos el retorno a casa, un viaje cansado pero que nos dejó a todos con un buen recuerdo y más ganas de seguir explorando esta linda tierra. Como siempre, el agradecimiento infinito a mi amiga Verónica por compartir sus ideas y por permitirme ser parte de esta aventura junto a sus tías. Como siempre, dejo este link con todas las imágenes de esta aventura.