domingo, 8 de junio de 2008

Suchitoto Entre Brumas e Historia


Sábado 2 de Junio de 2007

Nuestro país tiene a bien su apodo de Rincón Mágico; hay suficientes lugares escondidos entre sus cerros y sus valles como para enamorarse de este terruño y disfrutarlo con orgullo y pasión.

Esta tarde, mi hermana, mi cuñado y yo decidimos tomar carretera y llevar a nuestra tía Canidae a que al fin de tantas invitaciones fallidas fuera a conocer la hermosa ciudad del Pájaro Flor, en un viaje lleno de bruma, cultura, caminata e historia local para todos.

De los cuatro, solamente yo conocía la ciudad, así que opté el rol de guía de la ciudad, un poco malogrado, pero guía al fin. El viaje fue muy estimulante, lleno de agua, bruma y paisajes verdes típicos de estos días en los que la lluvia empieza a regenerar la natura de la tierra.

Llegamos a Suchitoto, entramos a la iglesia y ellos admirados por la belleza de esta pieza histórica nacional. Mi tía ni lenta ni perezosa, sacó sus mejores críticas para la iglesia y para la ciudad en general, mi cuñado y mi hermana por su parte, muy alegres por el viaje a la novedad y todos departiendo de la tranquilidad del pueblo, hablando de como sería la vida por estos lugares donde no hay mucho ruido ni basura ni contaminación.

Caminamos por las calles empedradas del pueblo, y a solicitud de mi cuñado nos fuimos a la búsqueda de la casa de Don Alejandro Cotto, impulsor del proyecto de rescate de Suchitoto y de su proyección local e internacional.

Don Alejando nos abrió las puertas de su casa, la cual es una ventana a la historia de la ciudad y del mismo Alejandro: un resumen de su vida, sus logros y su aporte a la cultura nacional. Su casa es una hermosa villa ubicada al norte de la ciudad, en un punto envidiable de la misma, desde donde se puede observar la belleza del paisaje de Suchitlán y de las montañas de Chalatenango, entre sus jardines se puede descansar y recordar lo básica que puede ser la vida si uno se lo propone, una vida lejos de la vida y lejos del ruido y lo alocado de la metrópoli. Don Alejandro nos mostró sus tesoros en Pintura, y palabra e imagen, así como su colección de imágenes santas; una colección muy hermosa de simbolismos católicos, libros, y detalles de su carrera como cineasta. También nos regaló una bofetada de cultura, la cual no dudo nos dejó la moraleja de seguir instruyéndonos en cultura y arte y no solo en matemáticas, leyes e ingeniería.

Fue una experiencia muy constructiva, muy relajante y sobre todo muy buena para el alma y la mente. Gracias a Don Alejandro Cotto hoy ya sé en que fecha fue construida la Iglesia de Santa Lucía y le he tomado más aprecio a esta ciudad que no es mía, pero que desde la primera vez que la conocí me cautivó con sus detalles históricos.

El regreso a casa fue muy bueno también, lleno de chicotes en la carretera y una buena conversa entre los viajantes pues a todos nos dejó un buen sabor en la boca la experiencia de este día.

Claro que vale la pena volver, es Nuestro Suchitoto.